Para lanzar la preparación al 49º Congreso Eucarístico Internacional, se inició una movilización de jóvenes adultos durante un fin de semana dedicado a la búsqueda de sus raíces y al intercambio, denominado Marcha de los Jóvenes. En la primera edición de dicho encuentro, en mayo de 2005, algunos jóvenes que recordaban la Cruz de las JMJ, manifestaron el deseo de que un objeto simbólico recorriese el país, como preparación para el Congreso Eucarístico Internacional de la Ciudad de Quebec.
Para dar seguimiento a la Marcha de los Jóvenes 2005, un comité compuesto por jóvenes de la Ciudad de Quebec y de Montreal recibió el mandato de concebir un símbolo religioso preparatorio para el Congreso. Los integrantes de dicho comité eran Véronique Rondeau, Chantal Laure Faneus, Marie-Dave, Clément Laffitte, Jean-Francis Clermont-Legros, Guylain Roussel, Dominique Vandal, Cécile Gagné, rhsj, Doris Lamontagne, pfm, Robert Gendreau, sacerdote, Camille Jacques, osm, y Valérie Cloutier.
El Comité Organizador, que asiste al cardenal Marc Ouellet en la definición de las grandes orientaciones del Congreso Eucarístico Internacional 2008, recibió con entusiasmo la propuesta de los jóvenes, sugiriendo que se le agregaran ángeles adoradores, y propuso el nombre simbólico de Arca de la Nueva Alianza.
Alain Rioux, nacido en la Ciudad de Quebec en 1960, es autodidacta y ejerce su oficio de ebanista y escultor en su domicilio en L'Ancienne-Lorette. Se crió en el seno de una familia de carpinteros que lo iniciaron muy pronto a este oficio. Sin embargo, desde su más tierna edad, mostró su interés por las artes visuales: pintura, dibujo, modelado y fotografía. Siempre tenía un taller a su disposición que le permitía crear, pues era vital para él. Siendo aún un joven adulto, lanza una pequeña empresa especializada en el trabajo de la madera. Recurren a él para decorados, carteles publicitarios, maquetas, etc. Más tarde, recibe una formación de un año en artes visuales.
En 1994, mientras trabaja como educador, Alain empieza a esculpir una Virgen que, dice él, lo ayudará a rezar. Esta obra lo lleva al pueblo de Saint-Jean-Port-Joli, donde un escultor acepta darle algunas clases. Es entonces cuando renace su pasión por la madera. El 19 de marzo de 1995, se matricula en la Escuela-taller de Escultura de la Ciudad de Quebec, con sede en Limoilou. En abril de 1996, crea su empresa Art 3D Alain Rioux enr., en un taller de una sola habitación. De sus manos nacen esculturas, muchas de ellas religiosas; fabrica también piezas de mobiliario litúrgico: soportes para farolillos, reclinatorios, cruces, altares, ambones, sagrarios, custodias, peanas para estatuas, etc.
En septiembre de 2005, le proponen el proyecto del Arca de la Nueva Alianza. Alain concibe los diseños y comienza a realizar la obra en el invierno de 2006. La construcción de esta arca simbólica concreta su deseo de servir a la Iglesia y aceptar nuevos retos artísticos. El Arca de la Nueva Alianza es el colofón de diez años de existencia de su empresa.
Marc Lepage es un hombre apasionado, que aúna el trabajo de “ayuda humanitaria” y trabajo de “animador de vida espiritual y de compromiso con la comunidad”. Empleado a tiempo completo en una escuela secundaria de la orilla sur de la Ciudad de Quebec, participa en proyectos misioneros en países extranjeros.
Marc Lepage siempre se interesó por la ayuda humanitaria. En 1999, tras una estadía en Rumania acompañando a un grupo de alumnos, se enamora de ese pueblo y de su país. Todos los años, pasa de tres a cuatro meses en el orfanato La Casa de Copii Santa Maria, en Rumania, dirigido por las Hermanas Oblatas de la Asunción y donde viven más de 100 niños.
Marc Lepage trabaja en colaboración con monjes ortodoxos rumanos que pintan iconos para satisfacer las necesidades de algunos orfanatos. Los beneficios de las ventas contribuyen a apoyar el trabajo de estos religiosos y a ayudar a los huérfanos. El Comité Organizador del 49º Congreso Eucarístico Internacional sintió emoción ante la belleza y sencillez de estos iconos, vinculados a la solidaridad internacional. Venidos de Rumania, los iconos del Arca de la Nueva Alianza constituyen una contribución económica a una obra humanitaria, lazo que se ajusta perfectamente a la dimensión misionera de la Eucaristía.